viernes, 17 de noviembre de 2017

No era un día como otros

No era un día como otros

Era un día normal, yo era una chica tímida, alegre, me encantaba ir a la escuela, se podía decir que era muy estudiosa, pero igual me aburría un poco.

Bueno, hoy era martes y tenía que irme a la escuela, lo bueno es que puedo estar con mi mejor amiga Vale en clases, tocaron el timbre para salir a recreo, nos la pasamos con Vale los quince minutos en la sala de clases, al término del recreo del recreo continuaron otras dos largas horas de clases. Empezaba el siguiente recreo y con Vale fuimos a comprar una colación al negocio de la escuela, pero yo pude notar al tío Domingo (dueño del negocio) un poco raro, estaba como enojado, con los ojos hinchados, y su piel se notaba de un verde pálido.

Terminamos las clases y todos se fueron, yo me quede en la escuela, tenía un poco de hambre y le quería comprar al tío Domingo, no lo encontraba por ningún lado. Iba por el pasillo y escuche un ruido muy raro. Me asome a una pequeña puerta que había y pude ver al tío Domingo totalmente cambiado. Sus ojos eran grandes y amarillos, tenía unos colmillos muy afilados, en vez de pies tenía una gigante cola, no tenía ni un dedo, y en vez de pelo tenía tres cuernos. Era un verdadero monstruo.

Se fijó que yo estaba ahí mirándolo y rápidamente se volteo hacia mí, yo empecé a correr lo más rápido que pude mientras él me seguía, subí las escaleras y pude notar que fue mala idea ya que estaba totalmente acorralada sin ninguna salida, me lanzo algo viscoso, yo rápidamente me libre. No sé cómo lo hice que pude volver a bajar, el seguía persiguiéndome y rompiendo todo a su paso. Yo agarre lo primero que encontré y se lo lancé, el objeto lo golpeo justo en la cara, él se detuvo lo cual me dio ventaja para poder escapar. Ya estaba en la puerta y se la cerré en la cara, me quedo mirando a través de la puerta y yo lo miraba desde afuera.

 Llegue a casa y en ese momento dije que nunca más volvería a esa escuela…

Andrea Vera 

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